Los abuelos de Jesús (los papás de José y Maria)
Para entender la genealogía de Jesús nos debemos remitir a La Biblia, El libro de Mateo inicia con la siguiente frase: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.” Más adelante en el versículo 17 del mismo libro dice: “De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.”
¿Quiénes fueron los abuelos de Jesús entonces?
Por parte de José: Jacob fue su abuelo. “…y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.” Y por parte de María, Joaquín y Ana son sus abuelos. La historia de Joaquín y Ana apareció por primera vez en el evangelio apócrifo de Santiago. Su festividad es el 26 de julio.
Los padres tanto de José como de María eran fieles al Señor, conocedores de la Torá, quienes enseñaron a sus hijos acerca del Señor.
Lo vemos en el anuncio que le hace el ángel Gabriel a María: “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: !!Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.” Lucas 1.28.
Para entender la genealogía de Jesús nos debemos remitir a La Biblia, El libro de Mateo inicia con la siguiente frase: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.”
Luego vemos también la referencia que hace La Biblia acerca de José quien era justo. “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.” Mateo 1.18.
Antes de que Jesús naciera, cuando María y José vivían en Nazaret, María se dedicaba a los oficios de la casa, y José trabajaba en su taller de carpintería, y también como albañil, colaborando en la construcción de las casas.
De acuerdo a esto podemos ver que los abuelos de Jesús educaron muy bien a sus hijos a ser obedientes, responsables con sus quehaceres, este es el legado más bonito y valioso que puede hacer un padre y un abuelo, educar a sus hijos y nietos a ser mejores personas, a través del amor y el ejemplo.