Nutrición y funcionalidad motora en el adulto mayor

La buena nutrición y alimentación es uno de esos temas que pensamos durante toda la vida. Que cuál es la forma adecuada de hacerlo, que si como esto, pero mejor no porque me hace daño...
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Nutrición y funcionalidad motora en el adulto mayor

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La buena nutrición y alimentación es uno de esos temas que pensamos durante toda la vida. Que cuál es la forma adecuada de hacerlo, que si como esto, pero mejor no porque me hace daño; que debo comer aquello porque es lo que me beneficia, pero no me gusta, y así permanecemos en una constante por tratar de mantener un equilibrio adecuado.

Es importante conocer que el proceso de crecimiento y desarrollo de los seres humanos comienza desde el mismo instante en que se concibe, de ahí que las mamás en su etapa de embarazo deben alimentarse lo mejor posible, pues esto va a incidir mucho en el tipo de salud que vaya a desarrollar el bebé. Así, “un buen estado de nutrición es esencial para una elevada calidad de vida, y los alimentos contribuyen a ello a través de mecanismos psicológicos y sociales, además de físicos”, sostiene un estudio al respecto.

Hemos escrito varias veces acerca de los cuidados que implica llegar a la tercera edad, en este caso será referente a la nutrición como incidencia en la funcionalidad motora de un adulto mayor, de tal modo que, el anciano, aún con sus limitaciones, no deje de ser un ser un ser social por tener posibles causas de la malnutrición.

Les vamos a mostrar cómo “la nutrición de los seres humanos constituye un proceso predominantemente ecológico, he influenciado por factores de diversa índole, por tanto, la relación envejecimiento-estado nutricional, no constituye una enfermedad, sino un estado biosocial que comprende:

I. El estado fisiológico.

  • Deterioro de la estructura morfo-funcional de los órganos y sistemas de órganos.
  • Alteraciones endocrinas.
  • Variaciones de los patrones metabólicos.
  • Depresión del sistema inmunológico y manifestación de enfermedades crónicas no transmisibles.
  • Afecciones neurológicas.
  • Variaciones de la composición corporal.
  • Pérdida o depresión de actividades físicas.

II. El estado psicológico.

  • Organización personal en cuanto a distribución del tiempo.
  • Dificultades para expresar emociones y recibir afectos.
  • Deterioro y/o pérdida de la autoestima.
  • Depresión psicológica.
  • Disminución de las funciones mentales por pérdida de la memoria a corto y largo plazo.

III. El estado social.

  • Dificultades con la red de apoyo social (pérdida o carencia de amigos y familiares en quien confiar), soledad y aislamiento.
  • Rechazo social y/o social-familiar.
  • Pérdida de la solvencia económica.
  • Marginalidad.

Dos de los cambios más visibles en el adulto mayor se reflejan en el siguiente texto: el deterioro de los músculos está relacionado con la disminución del volumen de las células (miocitos) que generalmente se presenta por el sedentarismo y el desuso muscular, provocando el decremento de las fibras y su fuerza. La disminución de oxígeno que también es importante en la funcionabilidad motora del cuerpo se presenta porque los músculos que intervienen en la ventilación pulmonar se deterioran y los tejidos se vuelven menos elásticos impidiendo que los pulmones se puedan expandir.

Estudios relacionados con la tercera edad, aseguran que el proceso de envejecimiento se caracteriza por una alteración de la funcionabilidad motriz y del rendimiento físico, con reflejo en su estado nutricional, por eso es importante una buena nutrición en esta etapa de la vida.

Evitar que la tercera edad llegue con algunas complicaciones es una petición casi imposible, pero lograr una mejor calidad de vida en esta etapa es algo que sí podemos decidir y es la labor que ejercemos diariamente en Hogar Día Mi Casa.

¿Tienes alguna duda al respecto? ¡Nosotros te podemos ayudar!

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